LA HIPNOSIS CLÍNICA

Es una técnica terapéutica que utiliza el estado de trance hipnótico para facilitar cambios en el comportamiento, la percepción, y el bienestar emocional de una persona. A lo largo de los siglos, la hipnosis ha sido objeto de fascinación, controversia, y estudio, pero es en las últimas décadas cuando ha encontrado su lugar en el ámbito de la medicina y la psicología.

HISTORIA

La práctica de la Hipnosis tiene sus raíces en la antigüedad, donde culturas como la Egipcia, Griega y Romana utilizaban técnicas similares para inducir estados alterados de conciencia con fines curativos. Sin embargo, el concepto moderno de hipnosis comenzó a tomar forma en el siglo XVIII, con el trabajo del médico austríaco Franz Anton Mesmer, quien introdujo el concepto de «magnetismo animal». Aunque sus teorías fueron desacreditadas, Mesmer sentó las bases para lo que más tarde se conocería como hipnosis.

El término «Hipnosis» fue acuñado en el siglo XIX por el cirujano escocés James Braid, quien lo derivó del dios griego del sueño, Hipnos. A diferencia de Mesmer, Braid comprendió que los efectos hipnóticos no eran el resultado de fuerzas místicas, sino de un estado psicológico particular. A lo largo de los años, la hipnosis fue refinándose y ganando aceptación, gracias al trabajo de figuras como Jean-Martin Charcot y Sigmund Freud.

En la actualidad, la Hipnosis Clínica es reconocida como una herramienta útil dentro de la psicoterapia y la medicina, especialmente en la gestión del Dolor, el Tratamiento de Trastornos de Ansiedad, la Depresión, la Adicción, y el Manejo de Fobias, entre otras Afecciones.

La Hipnosis Clínica se basa en la premisa de que, durante el estado hipnótico, la mente se vuelve más receptiva a la sugestión, lo que permite al Terapeuta guiar al Paciente hacia cambios positivos en su Vida. A diferencia de la hipnosis de espectáculo, que busca el entretenimiento, la Hipnosis Clínica es un proceso colaborativo y ético que se enfoca en los objetivos terapéuticos del paciente.

El proceso comienza con la inducción hipnótica, donde el terapeuta utiliza técnicas de relajación y concentración para llevar al paciente a un estado de trance. Durante este estado, la persona no pierde el control, sino que está profundamente relajada y enfocada, lo que permite acceder a su subconsciente de manera más efectiva.

Una vez en trance, el terapeuta puede usar diferentes técnicas de sugestión para abordar los problemas específicos del paciente. Estas sugerencias están diseñadas para ser aceptadas por el subconsciente y provocar cambios en el comportamiento o la percepción de la persona. Después de la fase de sugestión, el terapeuta realiza el «despertar», llevando al paciente de vuelta al estado de alerta Normal.